Este ultimo fin de semana se realizo el XXIV Encuentro Nacional de Mujeres, ésta vez en la provincia de Tucumán. La provincia en que las mujeres se defienden mediante silbatazos de los violadores, de las que luchan por una educación laica, de las que pelean por la aparición de Marita Verón y de las que sentaron en el banquillo al genocida Bussi.
En éste Encuentro fuimos más de 20 mil las mujeres de toda la Argentina y también diferentes países latinoamericanos las que viajamos para compartir nuestras experiencias de vida. Eramos estudiantes, obreras, campesinas, amas de casa, profesionales, mujeres de pueblos originarios, etc.

Los Encuentros Nacionales de Mujeres empezaron en 1986 y desde allí no pararon.
Las mujeres vemos la necesidad de encontrarnos, por el hecho de vivir en una sociedad que ha discriminado a la mujer desde tiempos inmemoriables. Sin embargo, hay algunos sectores muy asustados porque miles de mujeres nos reunimos a discutir y pensar objetivos por nuestras reivindicaciones.
Otra de las actividades fue una charla por la libertad de Romina Tejerina, quien hace cuatro años está en prisión por matar a su bebe, producto de una violación, mientras el violador camina libremente por las calles jujeñas. El acto contó con la presencia de Mirta Tejerina, su hermana, Madres de Plaza de Mayo de la línea fundadora, la abogada de Romina y la directora de la Casa de la Mujer María Conti. Mirta repudió al gobierno y a la complicad que tiene con la Iglesia. “Si Romina está presa es porque ella es rehén del sistema en el que vivimos” dijo con lágrimas en los ojos. El evento concluyó con la lectura de la carta, que Romina redactó especialmente para este Encuentro, donde expresó su apoyo a las obreras de Terrabusi y agradeció a todas por el enorme apoyo que le brindan para lograr su liberación.
El pedido al gobierno desde estos dos talleres es que se declare la emergencia ocupacional, para que no haya más despidos y que se declare la emergencia en violencia sexual.
Es hora de que la sociedad y sobre todo el gobierno, comience a abrirse a hablar de la trata de personas, de la salud reproductiva y del tabú que provoca un profundo miedo a algunos, la legalización del aborto. Si el tema pudiera discutirse con argumentos serios desde todos los puntos de vista, seguramente comenzarían a perfilarse soluciones para evitar la muerte de miles de mujeres por abortos clandestinos y seguramente también nacerían más chicos, pero con una sociedad que los contenga y los respete, y no los condene a la marginación, la muerte y la droga.
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A lo largo del sábado y el domingo se realizaron más de 200 talleres sobre diferentes temáticas que nos afectan como violencia hacia las mujeres, mujeres cabeza de familia, sexualidad, salud, medios de comunicación, anticoncepción y aborto, desocupación, crisis social, organizaciones barriales, ecología, impunidad, trata de personas, prostitución y muchos más.
Los Encuentros Nacionales de Mujeres empezaron en 1986 y desde allí no pararon.
Son espacios autónomos, horizontales, plurales, federales y autofinanciados, sin condicionamientos, donde el consenso como práctica democrática nos permite debatir y encontrarnos en la diversidad, espacio abierto a todas las mujeres que valoran estos tres días del Encuentro como una forma de aprender sin maestros, de organizarnos sin patrones, de decidir sin padres. Y luchar por la libertad.
Las mujeres vemos la necesidad de encontrarnos, por el hecho de vivir en una sociedad que ha discriminado a la mujer desde tiempos inmemoriables. Sin embargo, hay algunos sectores muy asustados porque miles de mujeres nos reunimos a discutir y pensar objetivos por nuestras reivindicaciones.
Además de los talleres se desarrollaron diferentes actividades culturales y políticas como un acto de las trabajadoras de Terrabusi Kaft, donde María Rosario de la Comisión Interna junto a sus compañeras despedidas y suspendidas, desarrolló una charla sobre la heroica lucha. Contaron sus más de 50 días de lucha por mantener sus puestos de trabajo, lo difícil que fue estar lejos de la familia y como muchas de ellas fueron reprimidas violentamente. “El 8 de septiembre se venció la conciliación obligatoria que tantas veces incumplió la Kraft, y el Ministerio nos soltó la mano, el Sindicato nos soltó la mano, la empresa obviamente que nos había soltado la mano, pero los que no nos soltaron la mano fueron los 2.700 trabajadores de Terrabusi y toda la solidaridad de todo el país”. Un salón desbordado y muchas afuera las escucharon entre aplausos y cánticos solidarios.

El pedido al gobierno desde estos dos talleres es que se declare la emergencia ocupacional, para que no haya más despidos y que se declare la emergencia en violencia sexual.
El domingo por la tarde se realizó una multitudinaria marcha con el colorido de las banderas y pañuelos, pancartas, murgas, silbatos, stencils y cantos, que fueron tiñendo las más de quince cuadras de mujeres en el centro de San Miguel de Tucumán, bajo la consigna “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Sin embargo, en un trayecto de la marcha nos encontramos con grupos de jóvenes (hombres, por supuesto) custodiando las iglesias de “la horda” de mujeres, provocando con carteles que dicen defender la vida, mientras que rezaban.
Es hora de que la sociedad y sobre todo el gobierno, comience a abrirse a hablar de la trata de personas, de la salud reproductiva y del tabú que provoca un profundo miedo a algunos, la legalización del aborto. Si el tema pudiera discutirse con argumentos serios desde todos los puntos de vista, seguramente comenzarían a perfilarse soluciones para evitar la muerte de miles de mujeres por abortos clandestinos y seguramente también nacerían más chicos, pero con una sociedad que los contenga y los respete, y no los condene a la marginación, la muerte y la droga.
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