
Esta institución pretende ser una guía moral, imponiéndonos como debemos convivir en pareja, como tener sexo, como llevar a delante un embarazo, como vivir y como morir.
Durante la Edad Media en Europa existió la Santa Inquisición de la Iglesia Católica Romana, la cual llevaba adelante crueles procedimientos de tortura para ejecutar a quienes ellos consideraban “herejes”. Victimas de ésta organización fueron, entre muchos, Galileo Galilei por sostener la doctrina que afirma que Sol es el centro del universo y Juana de Arco,
que luego de ganar varias batallas al frente del ejercito de Francia, fue Juzgada por una Corte eclesiástica y quemada viva en una hoguera con tan solo diecinueve años de edad.
Tiempo después, en nombre de la "evangelización" en la conquista de América, 90 millones de habitantes originarios de éstas tierras fueron víctimas de un brutal genocidio, ejecutados en nombre del Dios de los cielos. El Papa Alejandro VI convirtió a la reina Isabel, madrina de la Santa Inquisición, dueña y señora del Nuevo mundo.
"Si el Papa ordena liquidar a alguien en defensa de la fe, se hace eso sin cuestionamientos. El es la voz de Dios y nosotros somos la mano ejecutora." Así se expresó el cardenal italiano Paluzzo Paluzzi, que en el siglo XVII ejerció el cargo de Jefe de la Santa Alianza, servicio secreto del Vaticano en Italia. Una de las actuaciones más polémicas de la Santa Alianza se dio durante la Segunda Guerra Mundial, cuando entro en vigencia la llamada Operación Convento, que ayudo a la fuga de los criminales de guerra nazis.
Aquí no fue otra la historia. En Argentina la Iglesia Católica fue cómplice de la historia más nefasta, a través de su adhesión a la Dictadura Militar instaurada el 24 de marzo de 1976. Los jefes militares y principales responsables invocaron en todo momento su condición de cristianos y su fe católica. "Nosotros cuando actuamos como poder político seguimos siendo católicos... todos obramos a partir del amor, que es el sustento de nuestra religión, no tenemos problemas y nuestras relaciones son óptimas, tal como corresponde a cristianos..." Almirante Emilio E. Massera (13/3/77)
El apoyo manifiesto de la jerarquía católica legitimó el accionar de la dictadura "... si pudiera hablar con el gobierno le diría que debemos permanecer firmes en las posiciones que estamos tomando: hay que desestimar las denuncias extranjeras sobre desapariciones..." Monseñor Bonamín (20/11/77)
Hoy, en un gobierno democrático, la Iglesia sigue reaccionando y decidiendo cada vez que se tratan proyectos en el Congreso de la Nación como, educación sexual, métodos anticonceptivos o legalización del aborto. También amenazando, como hace algunos años lo hizo el Obispo Antonio Baseotto al decir que habría que “tirar al mar atado a una piedra” al entonces ministro de Salud, Ginés González García por haberse manifestado a favor del aborto. Lo que más indignación provoca, es que el Estado, mientras tanto, la sigue subvencionando.